China desbancó a Japón como segunda economía mundial, una plaza que los nipones ocupaban desde hace 40 años detrás de Estados Unidos, y uno de los pilares de este logro fue el desarrollo de su industria automotriz, que llevo al gigante asiático a convertirse en el primer mercado del automóvil en el mundo.
En la antigua China, la hora de mayor tránsito matutino en las principales ciudades, como Beijing y Shanghai, solía caracterizarse por el río de ciclistas que corría a lo largo de amplios carriles para bicicletas. Hoy, muchos de esos senderos han sido apropiados por los automóviles y autobuses.
Actualmente China ostenta el título como principal productor de automóviles a nivel mundial, ya que de acuerdo con datos de la Organización Internacional de Constructores de Automotores, en 2009 alcanzó los 13 millones 790 mil vehículos, superando a Japón, que tuvo 11 millones 575 mil autos, y a Estados Unidos, que cayó al tercer sitio con 5 millones 708 mil unidades.
Además, China tiene el mercado de automóviles con más rápido crecimiento en el mundo, el cual se expandió en cerca de 48 por ciento en el primer semestre de 2010.Según estadísticas de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China, en 2009, en las avenidas de ese país circulaban 63 millones en 2009, y según una estimación oficial, esta cifra podría ascender a 75 millones este año, ya que tan sólo en el primer semestre del año se vendieron más de 9 millones de automóviles en ese país.
El acelerado crecimiento de su industria automotriz ha traído beneficios a China, pero también significa un reto, porque la construcción de las ciudades nunca podrá ponerse al día con el creciente número de vehículos. Por ello, las ciudades deben fortalecer la construcción de su sistema de transporte masivo y diseñar una estructura de transporte adecuada que sea conveniente para el desplazamiento de la gente.
La multiplicación de automóviles es signo de abundancia, pero la perduración de la bicicleta es un recordatorio de que la mayoría de los mil 300 millones de chinos todavía no ha llegado a la clase media.